La teología moral del diablo parte del principio: “El placer es pecado”. Para a continuación hacer que se entienda: “Todo el pecado es placer”.
Después señala que el placer es prácticamente inevitable y que tenemos una tendencia natural a hacer cosas que nos proporcionan placer, de lo cual extrae que todas nuestras tendencias naturales son malignas y que nuestra naturaleza es malvada en sí misma. Y nos lleva a la conclusión de que no hay forma de evitar el pecado, ya que es imposible escapar del placer.
Después, para asegurarse de que nadie trata de escapar o evitar el pecado, añade que lo que es inevitable no puede ser un pecado. Entonces se tira por la ventana todo el concepto de pecado y la gente decide que no queda nada salvo vivir para el placer, y de esa manera placeres que son naturalmente buenos se vuelven malignos y las vidas se tiran a la basura en infelicidad y pecado.
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