martes, 23 de diciembre de 2008

Sólo María...

Sólo María, de todos los santos, es, en todo, incomparable. Posee la santidad de todos ellos y, sin embargo, no se parece a ninguno de ellos. Aún así podemos hablar de ser como ella. Este parecerse a ella no es sólo algo que podamos desear; es la cualidad humana más noble que podamos desear. Y la razón de ello es que ella, de todas las criaturas, recuperó el parecido a Dios que Dios quiso encontrar, en varios grados, en todos nosotros.



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