jueves, 1 de enero de 2009

Esta es su mayor gloria...

Esta es su mayor gloria: que no teniendo nada propio, no reteniendo nada de un yo en lo que pudiera gloriarse ella misma, no interpuso ningún obstáculo a la misericordia de Dios y no opuso ninguna resistencia a Su amor y a Su voluntad. De aquí que recibiese más de Él que ningún otro santo. Él pudo cumplir Su voluntad en ella de forma perfecta, y Su libertad no fue disminuida ni cambiada de propósito en lo más mínimo por la presencia de un yo egoísta en María. Ella fue y es, en el más alto sentido de la palabra, una persona, precisamente porque, siendo inmaculada, estaba libre de cualquier traza de egoísmo que pudiera oscurecer la luz de Dios en su ser. Ella fue una libertad que Le obedeció perfectamente y en esta obediencia encontró la plenitud del amor perfecto.


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